En primera instancia me gustaría iniciar con la premisa: ¿qué es
justicia?
Según la RAE la definición de justicia es la siguiente: “Principio
moral que lleva a dar a cada uno lo que le corresponde o pertenece”.
Según Platón, “el hombre puede reconocer lo que es
justo y acceder a la idea de la justicia por reflexión, experiencia y razón.
Para Platón, el individuo justo es aquel que usa su razón según la verdad, que
tiene fortaleza y valentía y que actúa con moderación, sin embargo, si es ignorante
no puede salir de la oscuridad en que está sumergido por falta de
conocimiento”.
Con respecto a la justicia, Aristóteles entiende por
ésta lo que es legal y lo que es justo y equitativo. La justicia universal
coincide con la virtud y es casi equivalente a la obediencia de la ley (Malena, 2008)
Creo
que el castigo que recibía la mujer era inadecuado, en mi opinión fue bastante
fuerte, sin embargo, después de reflexionar un poco me puse a pensar en qué
pasaría si algún familiar pasará por una situación difícil a causa de alguien más,
mí primer pensamiento es ojala que le pase lo mismo que él/ella hizo. Creo que
esto es algo normal, cualquier persona podría pensar lo mismo, sin embargo
entre más lo reflexionas más difícil es llegar a una conclusión sobre cuál
sería una buena lección.
Se dice que toda acción tiene una reacción, ya sea buena o mala; y más
que un castigo/reacción, es indispensable que la persona comprenda que es lo
que está haciendo mal para verdaderamente pueda corregirlo, ya que querer es
poder, y es imposible que una persona cambie si no sabe que tiene que cambiar y
más aun si no quiere.
Como sociedad muchas veces nos convertimos en jueces/castigadores, pero
no nos gusta ser el castigado. Las acciones malas, si merecen un castigo, sin
embargo creo, que nosotros no somos nadie para poner que castigo merece cada
quien, además considero imposible que todos pueden quedar contentos en cuanto
al castigo que se le impone al condenado.
La indiferencia es a menudo una actitud neurótica,
auto-defensiva, que atrinchera el yo de la persona por miedo a ser
menospreciado, desconsiderado, herido, puesto en tela de juicio o ignorado.
Unas veces la indiferencia va asociada a una actitud de prepotencia o
arrogancia, pero muchas otras es de modestia y humildad. Esta indiferencia
puede orientarse hacia las situaciones de cualquier tipo, las personas o
incluso uno mismo y puede conducir al cinismo. Hay quienes sólo son
indiferentes en la apariencia y se sirven de esa máscara para ocultar,
precisamente, su labilidad psíquica; otros han incorporado esa actitud a su
personalidad y la han asumido de tal modo que frustra sus sentimientos de
identificación con los demás y los torna insensibles y fríos, ajenos a las
necesidades de sus semejantes. (Mentat, 2017)
Esta actitud de juez/castigador que mencione anteriormente se debe a la
actitud indiferente que tomamos y que lo primero que pensamos es el “castigo
merecido de la persona”(lo que pensamos que es justo), en vez de pensar en el
contexto que se encuentra la persona, la vida que llevo y las acciones que los
llevan a actuar de esa manera. En la actualidad a través de las pantallas es más
difícil sensibilizarnos, por lo que se genera un aislamiento social, y si puede
causar empatía, pero no en la intensidad de presenciar lo que estamos viendo
virtualmente.
Bibliografía
Malena. (11 de Agosto de 2008). La guía. Recuperado el 6 de
Septiembre de 2017, de laguia.com:
https://filosofia.laguia2000.com/diccionario-de-filosofia/la-justicia
Mentat. (14 de Mayo de 2017). Mentat. Recuperado el 6 de Septiembre
de 20017, de mentat.com.ar: http://mentat.com.ar/indiferencia.htm
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